Sueños dormidos

Un adiós vestido de exilio,
las líneas blancas del camino.
Dagas que clavan la mirada.
Un grito al dios del destino,
¡cretino! ¡cretino! ¡cretino!
Sólo la amé una madrugada.
 

Una convivencia disfrazada
de azul turquesa, veleros y una bahía encallada.
 

La resistencia del alma al olvido,
la piel, en silencio, sin quejarse,
es la que más ha perdido.
Te duermes, la ves a tu lado, por un instante.
Te despiertas... estabas dormido.

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