Presencia Atemporal

Veleros anclados en los adoquines
inundados
de charquitos de poesía
así la vida un día
pasar nos vio.
Máxima desobediencia al destino
es la vuelta
sobre los pasos
del viajero
peregrino
que partió con el exilio
del beso
de tus labios
en los ríos de la piel
de tu espalda.
Bandera
de tierra de nadie
como extraño en conocido camino
de barro
que envuelve los pies
de este amor
clandestino.

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